VÍNCULO TERAPEÚTICO: la historia de Susana
VÍNCULO TERAPEÚTICO: la historia de Susana
Pero abrimos una posibilidad: empezar de a poco, con cosas simples, sin dolor. Si algo dolía, lo dejábamos y lo hablábamos juntas. Así fue como empezamos, respirando. Con ejercicios sencillos, buscando conectar con su cuerpo desde un lugar seguro. Con el tiempo incorporamos movimientos para fuerza, equilibrio y movilidad. Su movilidad general era muy limitada, de evitación ante el miedo a sentir más dolor.
No creía que pudiera mejorar. Y sin embargo, volvía.
Susana no mejoró de forma lineal. Algunas veces llegaba más animada y traía un regalo, otras veces pedía que la conectemos a algún aparato. A veces no venía porque el dolor la dejaba en la cama. Empezó un tratamiento médico paralelo con inyecciones que le daban algo de alivio, pero no sostenido. Aun así, siguió viniendo.
Muchas de nuestras sesiones eran de un ejercicio y pura charla. Sobre su historia, su angustia, su soledad. Trataba de integrarla al grupo, a las charlas entre pacientes, a las risas que emergían en momentos espontáneos. No logramos eliminar su dolor, pero construimos un espacio donde ella quería estar. Venía al consultorio no solo por el tratamiento, sino por nuestra relación. Por el afecto que intercambiábamos. Por sentirse parte de algo.
La última vez que vino, al escribir este texto, llegó con una sonrisa y hojas de eucalipto para mi compañera que estaba resfriada. Seguía con dolor, sí, pero había amasado fideos y cocinado salsa para su familia el domingo anterior. “Con eso me alcanza para seguir”, me dijo. Y sonrió. Grande, Susana.
¿Qué aprendí con Susana?
Que el movimiento no siempre se trata de hacer más, sino de buscar razones para seguir moviéndose, incluso en medio del dolor.
Y que el vínculo profesional no es solo técnico. Es humano, emocional, respetuoso. Y muchas veces, es eso lo que sostiene.
¡Gracias Lu por tu confianza y por enseñarme tanto!
La historia de Susana muestra que en muchos casos el alivio no pasa solo por lo físico. El dolor persistente tiene múltiples mecanismos, y el enfoque debe ser siempre biopsicosocial. En pacientes como Lucía, con dolor nociplástico, donde el dolor no se explica por daño tisular actual, el tratamiento más efectivo es el que prioriza la relación terapéutica, la seguridad y la construcción de sentido en el proceso de rehabilitación.
El estudio de Cook et al. (2023) lo destaca claramente: en los casos de dolor nociplástico, la alianza terapéutica y el acuerdo entre paciente y terapeuta sobre los objetivos del tratamiento son más importantes que la técnica específica utilizada. La evidencia indica que el vínculo y la educación empática sobre el dolor permiten reducir el miedo, el catastrofismo y el aislamiento, creando un entorno propicio para la recuperación, aun cuando el dolor no desaparezca por completo
En definitiva, a veces lo más transformador no es dejar de sentir dolor, sino empezar a sentirnos acompañados.
Leti.
Referencia: Cook, C. E., Rhon, D. I., Bialosky, J., Donaldson, M., George, S. Z., Hall, T., Kawchuk, G., Lane, E., Lavazza, C., Lluch, E., Louw, A., Mazzieri, A. M., McDevitt, A., Reed, W. R., Schmid, A. B., Silva, A. G., Smart, K. M., & Puentedura, E. J. (2023). Developing manual therapy frameworks for dedicated pain mechanisms. JOSPT Open, 1(1), 48–62. https://doi.org/10.2519/josptopen.2023.0002